lunes, noviembre 20, 2023

 Dice el filósofo: 

-No emprendas el viaje con nadie que no conozcas.

viernes, agosto 04, 2023


Desde el dos al siete de enero de 1934 Luis Cernuda visita Villaluenga del Rosario y Benamahoma (Cádiz), acompañado de Antonio Sánchez Barbudo y Pedro Pérez-Clotet, natural éste de Villaluenga. Durante su peregrinación por los pueblos españoles entre los años 1931 y 1936 Cernuda va mucho por la provincia de Cádiz, componiendo incluso algunos poemas en Olvera.

A comienzos de la II República apenas existían bibliotecas en España, a excepción hecha de Cataluña y Asturias. Para la República era una prioridad que todos los españoles, especialmente los niños y jóvenes, supieran leer. “Cuando todo español no sólo sepa leer, sino tenga ansia de leer, de gozar y de divertir leyendo, habrá una nueva España”
El Gobierno de la II República instauró dos tipos de bibliotecas: las municipales y las de Misiones Pedagógicas. El Ministerio de Instrucción Pública crea la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas con un presupuesto de seiscientas mil pesetas para adquisición de libros, partida que contrasta con la destinada en 1930 por el Gobierno anterior, bajo el reinado de Alfonso XIII, de treinta y cinco mil pesetas.
El Servicio de Bibliotecas estaba coordinado por Luis Cernuda, por los bibliotecarios María Moliner y Juan Vicens de la Llave y el inestimable apoyo de María Zambrano, Pedro Salinas, Rafael Alberti y García Lorca. Hasta junio de 1936 este servicio permitió la creación  de 5.522 bibliotecas, la mayoría en localidades de menos de cinco mil habitantes, muchas de tan solo cincuenta habitantes.
Lo que más le dolía a Cernuda era el espectáculo de una juventud olvidada. Él pensaba que en algún pueblo perdido de España podría haber algún Bécquer o Mozart dormido que en contacto con las misiones despertaría.

Es este aspecto profesional de Cernuda, bastante desconocido por lo demás, es lo que más me ha gustado descubrir en la obra de Taravillo. Obra, dentro de lo que la oscura vida de Cernuda permite, pormenorizada y más que suficiente.
Otro rasgo de Cernuda que me interesa a la par que me inquieta es la relación que guarda con su tierra. Andalucía y lo andaluz visto desde Madrid, primero. España y lo español visto desde el exilio británico y americano después. Veamos lo que nos cuenta el propio Cernuda:

"No es más andaluz quien de andaluz se disfraza, sino quien lleva intacto dentro de sí, límpido y seductor, el reflejo de esta tierra misteriosa, perezosa y activa, vívida y soñadora"

El poeta detesta "ese absurdo y externo andalucismo reciente, de una facilidad repugnante".

Ya en Glasgow nos dice: "Cambio y distancia, si no mudan al hombre, le hacen conocerse mejor, y no solo a sí mismo, sino también a todo aquello que lo determina y le forma en su ser vivo individual, o sea, sus gentes y su tierra, su lengua y su historia".

Postura que puede resumirse con estas palabras "Puedo hacer gala de cierto sentimiento patriótico pero no patrioteril. Es decir, mi postura es crítica y antidogmática"

Estupendo en sus reflexiones Cernuda. Más aún es este poema que abunda en el tema del exilio y en la compleja relación que tuvo con su propio destino:

Peregrino

¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

jueves, septiembre 02, 2021

"El Perro Andalú"



Fuera corona
Porque este perro es solo siervo de ese rey
Que es su persona
Adiós al yugo
De esta nación
Que lo que no gana en el norte
Lo usa aquí como verdugo
Caigan las rosas
Con sus espinas
En la tierra y le de vida
A una sabia nueva
Salga esas espigas
Que no alimente
A las gaviotas
Ni la patética visión
De un pueblo inculto de pandereta
Abajo el manto
Los San Benitos
Y las burlas se despeñen de una vez
Por el barranco
Un hombre queda
Tan solo un hombre
Un andaluz
Que cada día
Lo que venga lo desafía
Limpio de cruces
Un hombre queda
Que por diciembre
Coloca flores
En memoria de un chaval
Y su blanca y verde
Y por febrero
Vive cantando
Pa salvarse del naufragio universal
De un año entero
Son esa raza
Un  pedacito del mayúscula cultura
Si es lo que siento
Salió la luna
Deja que duerma
La guitarra
Esta montaña no es Sierra Morena
Es la piedra más grande del camino
Si no la apartas eso es lo que dejas
A tus hijos y sus hijos
Vengo que muerdo, dios
Vengo que muerdo
Si piensas como yo dame tu  mano
Subamos hasta el filo de los sueños
Luchando por evitarlo
Hermano
Ladra
Luego cabalgamos 

sábado, noviembre 14, 2020

martes, julio 21, 2020


Parece ser que el propio Galdós no la tuvo en gran estima,  a mí me ha gustado
. El niño Luisito, además, me parece un personaje mágico, casi bíblico; fuera de lo común en todo caso. Él solo ya sostiene en la altura una obra en la que, por lo demás, se retrata el Madrid de la restauración borbónica y se disecciona el espíritu de la burguesía de la época. Como tema general el desencuentro entre individuo y sociedad. Como tema específico el mundo de la administración del estado con su podredumbre de influencias, ascensos, aspirantes, cesantes etc.

lunes, julio 20, 2020


A veces me gusta tomar aleatoriamente un libro de las estanterias de una biblioteca de barrio y dejar al azar el descubrimiento de nuevas literaturas, de nuevas historias y autoras que seguir. Volver a ser el lector permeable, desprejuiciado que por ignorancia y bisoñez algún día fui, libre del bagaje libresco y de un instinto que no siempre fue certero. Asumir el pequeño riesgo de no afinar y perder tiempo con un texto que no nos interese faltando tanto para aquellos que nunca podremos leer. Esta apuesta ciega se me antoja un sugestivo juego literario, una pequeña incursión en el mundo mágico de la casualidad, que puede deparar experiencias buenas o malas, pero que nos ejercita en el nada cómodo hábito de lo desconocido, de lo no pautado alejándonos del terreno fácil de lo referencial.


No sabría decir si más allá de dicho juego de selección caprichosa esta novela ha merecido o no la lectura. Me encuentro con una narradora en primera persona que parece nos cuenta una experiencia autobiográfica, en conveniente tono confesional y estilo directo. No obstante, apenas si aclara nada sobre las circunstancias o las razones que mueven a los dos presonajes. La novela trata de dos días (y no una semana como indica el título) en los que un hombre mayor, típico intelectual francés seco y engreído, cohabita con una chica joven en una casa rural francesa. ¿Qué hace en esos dos días? Correrse. Casi todo el tiempo lo emplea exclusivamente en eyacular en la boca y en el ano de la chica, con una ansiedad (y una potencia) sexual inagotables, y con una indiferencia pasmosa por la satisfacción sexual de la chica. 

Hay sexo pero no erotismo. El erotismo es deseo. La cualidad erótica implica una imaginación sublimada, un aporte cultural excitante que presenta al sexo en sociedad. Aquí sin embargo no existe sino una erupción de semen constante. Frialdad a manos y vagina llenas. Tampoco podríamos hablar de pornografía pues la propuesta está llena de vida y elude toda grosería. ¿Qué tenemos entonces? No lo sé, es una obra muy extraña, ambigua, confusa a propósito. Una denuncia de abuso incestuoso tal vez.


viernes, julio 17, 2020



Fino, culto, sin pedantería ni engolamiento, Carlos Morla va desgranando en estas páginas los encuentros que noche tras noche tiene con la crema de la vieja y la nueva intelectualidad, sin eludir sus antipatías, sin escatimar críticas ni elogios. Curioso el episodio de su primera entrevista con JRJ. Tal es el deseo del diplomático chileno de atraérselo, de simpatizar con él que durante la conversación lo agarra de la solapa de la chaqueta, cosa que violenta e inhibe al de Moguer que no volverá a tratarlo. Pero lo más importante de la obra y que la hace única, amén del riquísimo anecdotario, es el fresco que hace de la época de la Segunda República gracias a ese presente puro que nos ofrece el diario como género. Nunca tendremos otra ocasión de conocer en redondo, en cerrado presente a Federico García Lorca. Sus palabras, sus opiniones, sus sentires. "Federico se sienta en el suelo para reírse en terreno firme". Y de Cernuda dice: "No se sabe nunca lo que piensa. Su espíritu es como un ojo de mosca: hecho de mil facetas" Y luego las palabras de Lorca sobre Cernuda: "Un duelo tremendo sin esperanza de paraíso" Un poco en la sombra queda Bebe Vicuña, mujer del propio Morla, de la cual poco sabemos aparte de que paga la casa donde se montan las algaradas hasta altísimas horas de la madrugada. ¿Están separados y viven juntos? Trapiello en el prólogo de "España sufre" segunda parte de estos diarios que abarcaría los años de la Guerra ya sin FGL, corrobora no solo la separación, sino que además lanza la hipótesis sobre la homosexualidad de Morla y un posible affaire de Bebe con el joven Gerardo Diego.



"Carlos Morla Lynch (Santiago de Chile, 1885 - Madrid, 1969) fue un diplomático chileno destinado en Madrid durante la II República y la Guerra Civil. El hogar de Morla Lynch en el madrileño barrio de Salamanca acogió una de las tertulias literarias más importantes de la época entre la dictadura de Primo de Rivera y la Guerra Civil. La Generación del 27 al completo y otros más, autores como Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Jorge Guillén, José Bergamín, Vicente Aleixandre, Luis Rosales, Pedro Salinas, Eugenio D’Ors y Salvador de Madariaga, pasaron todos por su salón. También, como no, los chilenos de la talla de Neruda, Vicente Huidobro o Gabriela Mistral. De todos ellos, sin embargo, era Federico García Lorca quién mantenía una relación más profunda con Morla Lynch. Según nos cuenta Macías Brevis, Lorca solía concurrir a las nueve de la noche; allí, en un rincón del salón tenía su guitarra y un piano con los que animaba a los concurrentes. Todos estos recuerdos de su amistad con Federico García Lorca y de la vida literaria que se reunía en la embajada de Chile, fueron recogidos por Morla en la primera parte de sus memorias: En España con Federico García Lorca. Páginas de un diario íntimo. 1928-1936. Esta edición, completa y revisada, es original, hasta el punto de incluir una carta inédita que Federico García Lorca escribió a Morla Lynch, como íntimo amigo y confidente suyo. A partir del estallido de la Guerra civil, la vida de Morla Lynch da un vuelco. Entre 1936 a 1939, Carlos Morla Lynch convirtió la Embajada de Chile en un refugio para perseguidos de ambos bandos. Pablo Neruda dijo que hasta 4.000 personas le debieron la vida, entre ellas el escritor y falangista Rafael Sánchez Mazas o las familias de Manuel Azaña, Indalecio Prieto y Largo Caballero. Para ello tuvo que enfrentarse a dos autoridades, la republicana del asedio y la vencedora franquista."